"L'esperança se'ns ha donat en favor dels qui no en tenen". W. Benjamin

23 de jul. 2010

Mooreeffoc

No volia abandonar el tema de Tolkien sense fer referència a un altre fragment que vaig trobar a l'assaig de Joseph Pearce (Minotauro, 2000, p 177-178). Aquest està extret d'un dels seus assajos, "Els monstres i els crítics" (més concretament a "Sobre els contes de fades" dins d'aquest volum) i és, al meu parer, més filosòfic i no tan teològic com l'anterior. S'hi exposa una part de la seva teoria del mite (o "conte de fades", en la terminologia tolkiniana), on veiem que les propietats catàrtiques del relat tenen molt a veure, de vegades, amb certa concepció de la comprensió i la interpretació, aquella que recupera el meravellament i l'admiració per les coses: què hi ha més humà que això?

... necesitamos renovarnos. Deberíamos volver nuestra mirada al verde y ser capaces de quedarnos de nuevo extasiados -pero no ciegos- ante el azul, el rojo y el amarillo ... Los cuentos de hadas nos ayudan a completar esta renovación ...
La Renovación (que incluye una mejoría y el retorno de la salud) es un volver a ganar: volver a ganar la visión prístina. No digo "ver las cosas tal cual son" para no enzarzarme con los filósofos, si bien podría aventurarme a decir "ver las cosas como se supone o se suponía que debíamos hacerlo", como objetos cercanos a nosotros. En cualquier caso, necesitamos limpiar los cristales de nuestras ventanas para que las cosas que alcanzamos a ver queden libres de la monotonía del empañado cotidiano o familiar, y de nuestro afán de posesión ... Esta cotidianedad es el castigo por la "apropiación": los objetos cotidianos o familiares (en el peor de los sentidos) son aquellos de los que nos hemos apropiado, legal o mentalmente. Decimos que los conocemos. Son como aquellas cosas que una vez llamaron nuestra atención por su brillo, su color o sus formas y que, ya en nuestras manos, encerramos con llave en el arca, las hacemos nuestras y, una vez poseídas, dejamos de prestarles atención. 
Los cuentos de hadas, naturalmente, no son el único medio de renovación o de profilaxis contra el extravío. Basta con la humildad. Y para ellos en especial, para los humildes, está Mooreeffoc, es decir, la fantasía de Chesterton. Mooreeffoc es una palabra imaginada, aunque se pueda ver escrita en todas las ciudades de este país. Se trata del rótulo "Coffee-room", pero visto en una puerta de cristal y desde el interior, como Dickens lo viera un oscuro día londinense. Chesterton lo usó para destacar la originalidad de las cosas cotidianas cuando se nos ocurre contemplarlas desde un punto de vista diferente del habitual.

Tolkien, "Els monstres i els crítics"

Lothlórien de Ted Nasmith

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